Corría el año 1874 cuando Jaime White, junto a un grupo visionario,decidió fundar la Pacific Press, la segunda casa editora de la Iglesia Adventista. Tenían un objetivo claro y ambicioso: imprimir una revista que hablara de las señales de los tiempos. Lo que no sabían era que estaban a punto de dar inicio a una historia legendaria que trascendería fronteras y tiempos.
Los primeros rayos de luz de esta obra misionera comenzaron a brillar en Mayagüez, Puerto Rico, en 1903, de la mano de Brenton E. Connerly y Santiago Jordán. Bajo el nombre de "El Centinela de la Verdad", esta publicación se convirtió en el estandarte de la defensa de la verdad bíblica y del evangelio según Jesucristo.
Pero, como suele suceder en las grandes historias, el camino estuvo lleno de desafíos. En 1911, un devastador incendio consumió gran parte de la ciudad de Cristóbal, y con ella, el edificio donde se producía "El Centinela de la Verdad". Pero el fuego no pudo apagar el espíritu y la misión de aquellos abnegados misioneros.
En paralelo, en México, la revista "El Amigo de la Verdad" iluminaba los hogares, dirigida por el erudito George W. Caviness, un hombre cuya pasión por las lenguas lo llevó a unir culturas y pensamientos en torno a la fe. Con el tiempo, esta revista se transformó en "El Mensajero de la Verdad" y finalmente en "Las Señales de los Tiempos".
La Pacific Press, recordando las raíces y el impacto de estaspublicaciones, decidió en 1919, con un voto firme y lleno de esperanza, lanzar"El Centinela", revista que con el paso del tiempo se convirtió en unfaro de luz para los hispanohablantes, siendo hoy la revista religiosa hispanamás antigua de los Estados Unidos.
La travesía de "El Centinela" ha sido larga y llena de aventuras. Desde su concepción en California, su paso por Panamá, su estadía en Illinois y su retorno a California, hasta su actual hogar en Idaho, cada página impresa ha sido testigo de su inquebrantable misión: compartir el mensaje desalvación y la esperanza de la segunda venida de Jesús.
Hoy, en un mundo sacudido por la crisis, la desesperanza y la incertidumbre, "El Centinela" sigue en pie, siendo un recordatorio de la promesa divina, y una invitación a creer que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que guía.
Es una historia que merece ser contada, vivida y, sobre todo, compartida. Y, como bien dicen, no buscan celebrar fechaso antigüedades, buscan cambiar corazones y mentes. Así es la leyenda del Centinela, al servicio de la familia, la salud y la fe.